Hace unos días visité la galería "Jean
Paul Perrier" en Marbella para conocer la muestra del artista vasco
"Diez mil diosas".
Magnífica
exposición.
Sin
duda, la obra central del evento, la más interesante es "Ajanta",
trabajo con el que Bikondoa inició la citada serie y donde aparecen los rasgos
característicos de sus "Diez mil diosas". Este lienzo muestra
la cara de una mujer de rostro terroso, rasgado y como dañado por el deterioro
del tiempo. De aspecto joven, su rostro se diluye en una gama de grises.
Y
fue un amigo quien dio nombre a la obra, al verla en el estudio del artista:
"Ésta es Ajanta", haciendo alusión a las grutas de Ajanda, en
la India.
Efectivamente,
hace siglos, en estas cuevas excavadas en la roca, se hicieron pinturas al
fresco de reyes, sabios y princesas, las cuales, con el paso del tiempo y la
humedad, se fueron deteriorando, "retocando el estuco con manos de
artista". Con ello dieron a las imágenes un toque entre matérico y
expresionista, cuyos rostros irradian una serenidad inquietante, una belleza
extraña y un aspecto de contemporaneidad, pese a estar realizadas en el siglo
VI de nuestra era.
En
el resto de las obras expuestas, Bikondoa reduce los rasgos y compone un
retrato de mujer de formas simplificadas. El pintor elimina la totalidad
de los signos del rostro: ojos, boca y nariz. Para este artista ver
supone" distanciarse del objeto", y retratar es "obviar la
piel de las cosas". Los números y letras parecen estar en la tela no por
casualidad.